“Deseaba que cumpla 18 años para que vaya a la cárcel”, dijo el padre del ladrón al que mató un comerciante en La Plata
Se lo confesó a las autoridades afirmando que temía por la vida de su hijo, que murió tras recibir cinco disparos. La justicia declaró que el comerciante, actuó en legítima defensa
LA NACIONEl padre de Ariel Rubén Darío González, el delincuente menor de edad que fue abatido por un comerciante en La Plata, temía por la vida de su hijo: “Deseaba que cumpla 18 años para que fuera preso y no salga más”, le reveló el hombre a las autoridades.
A una semana del hecho, la autopsia confirmó que el delincuente de 16 años recibió cinco disparos cuando el dueño de una distribuidora de Tolosa lo encontró robando en su comercio. El padre del ladrón previó que su hijo podía lastimarse o perder la vida con la delincuencia, pero a pesar de advertirlo, no pudo hacer nada al respecto.
El resultado de la autopsia confirmó que el menor recibió cinco disparos. De ellos, tres entraron por la espalda, provocando el desenlace fatal por “shock hipovolémico, secundario a lesión pulmonar, cardíaca y de los grandes vasos, producidas por herida de proyectil de arma de fuego”, según se describió en el documento.
🗣️"El comerciante no va a quedar detenido".
— La Nación Más (@lanacionmas) April 19, 2024
Álvaro Garganta, fiscal a cargo del caso del dueño de la distribuidora que mató a un delincuente, habló sobre lo sucedido en La Plata.
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La investigación de la causa había quedado en manos del fiscal Álvaro Garganta, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 11 del Departamento Judicial de La Plata, que aún trabaja para detener al cómplice -mayor de edad- del adolescente fallecido.
“Él lo quería preso para estar ‘tranquilo’, para que esto no siga pasando, y no termine como podía imaginar que podía terminar y lamentablemente sucedió”, precisaron fuentes que investigaron el hecho respecto a los dichos del padre. También confesó que su hijo tenía “problemas de adicción”.
Para el fiscal Garganta, el comerciante, de 46 años, dueño de la distribuidora de lácteos “Don Otto” ubicada en calle 520 entre 11 y 12, actuó en legítima defensa, por lo que no quedó detenido. Su comercio ya volvió a funcionar.
El imputado no declaró, por sugerencia de su abogado y continúa en libertad. Por otro lado, la familia del adolescente abatido hasta el momento no se presentó como querella.
“Lo que en principio nos ha llevado a pensar que estábamos ante una legítima defensa es la circunstancia de quien dispara, porque lo hace durante el curso del robo”, explicó el fiscal Garganta y agregó: “Es decir, que los disparos fueron mientras el ataque estaba sucediendo, mientras había personas reducidas y mientras las dos personas que ingresan al local estaban armadas y ejecutando el robo”.
Para Garganta está más que claro que “los ladrones no estaban en fuga y el peligro no había cesado. La legítima defensa es actuar en defensa de los bienes y de las personas. Y fue eso lo que pasó”. Y agregó: “El peligro continuaba latente para el comerciante, podía darse vuelta y disparar”.
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