Una buena postura no solo traerá beneficios a nivel físico sino también a nivel psicológico, ya que promueve el bienestar integral del cuerpo. Algunos tipos de entrenamiento son de gran ayuda
Con frecuencia sentimos dolores en el cuerpo producto de malas posturas frente a la computadora cuando trabajamos o cuando miramos la televisión o el celular. La mayoría de las veces no reparamos en ellas, pero sí en las molestias que nos ocasionan luego; desde una contractura en el cuello, un dolor en la espalda, en los hombros, en la cintura, que tardan en irse y que, afectan nuestra vida cotidiana. Sin embargo, hay distintas actividades físicas que se enfocan sobre la postura correcta del cuerpo y representan un verdadero antes y después en nuestra salud física y mental.
Según Diego Castagnaro, licenciado en Kinesiología (M.N. 13049), la actividad física centrada en la postura repercute favorablemente en la salud, en la respiración, la funcionalidad y el ahorro de energía para estar sentado o parado. “Nos lleva a descansar mejor y a realizar sin molestias ni cansancio las actividades cotidianas, evitar los dolores y todo esto repercute en nuestra salud mental positivamente. Además, toda actividad física reglada, trae beneficios circulatorios, lo que le hace bien al corazón y al cerebro”, señala el vicedirector de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría de la Fundación Barceló.
En sí, una buena postura nos ayuda a mantener posiciones sin sufrir cansancio y en “modo ahorro de energía”. Esto sucede porque los distintos receptores sensoriales recogen información sobre las variaciones posturales del cuerpo con respecto al entorno y la envían al cerebro a través del sistema nervioso central para que éste se adapte y pueda así mantener el adecuado equilibrio. “Cualquier alteración de la información que procede de una o más vías de entrada sensoriales fuerza al cuerpo a tener que adaptarse a esa información ‘defectuosa’ para mantener el equilibrio y la posición erguida, provocando síndromes posturales y una incorrecta alineación del sistema. Esto se traduce en fatiga, migrañas, vértigo, mareos y dolores musculoesqueléticos básicamente en columna lumbar”, explica Castagnaro. Por eso, realizar actividad física centrada en la postura es fundamental para evitar este tipo de trastornos.
Según el kinesiólogo, previamente a cualquier actividad física conviene evaluar con un médico y kinesiólogo la postura, la marcha, la pisada, de cada persona, para indicarle cuáles son los ejercicios o actividad física correcta para cada caso. Por lo general, asegura que toda actividad física que sea simétrica como remo o natación, caminatas, andar en bicicleta, son recomendables para trabajar en una buena postura. Además, de ejercicios respiratorios, de suelo, sentados o parados, guiados por kinesiólogos, ayudan a mantener una postura adecuada, mejoran la autopercepción, la relajación de determinados grupos musculares, de manera que, al percibir esos cambios, ayudan a registrar los cambios posturales y corregirlos.
Para la doctora Rocío Cavalle, médica generalista de Medifé (M.N. 156.354), (M.P. 552.711) existe una estrecha relación entre los hábitos que seguimos a diario y la actividad física centrada en mejorar la postura, con el bienestar y la calidad de vida. “La práctica de la actividad física en consideración con el hábito postural incrementa considerablemente la fuerza, la flexibilidad, la densidad de los huesos y fortalece la estructura ósea y muscular, mejorando por consecuencia la postura corporal”, asegura. Además, aumenta la masa muscular y ayuda al mantenimiento del peso corporal y disminuye síntomas de depresión, ansiedad y estrés, y reduce el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes.
Entrená tu postura
Algunas de las actividades físicas que mejoran la postura y evitan lesiones se encuentran en: yoga, pilates, stretching o estiramiento, musculación, natación y ballet.
1-Yoga
Esta práctica es una de las más recomendadas porque se realizan estiramientos y posiciones que buscan el equilibrio y el alineamiento del cuerpo. Combinados con ejercicios de respiración, permite una relajación a nivel físico y mental, elimina tensiones en los músculos y las articulaciones, alivia dolores y aumenta la flexibilidad.
2-Pilates
Promueve la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad. Tonifica y fortalece la musculatura. “Algo muy importante de esta práctica es que trabaja sobre los músculos de la espalda, lo que contribuye a sujetar mejor la columna vertebral. Esto evita posturas incorrectas que son las que desencadenan los dolores e incluso las lesiones musculoesqueléticas”, aclara Cavalle.
3-Stretching
Los estiramientos también colaboran a mejorar la postura y relajar los músculos y articulaciones. No solo reducen la tensión muscular, sino que mejoran y agilizan la circulación, aumentan la posibilidad de movimiento y fortalecen ligamentos y tendones. El stretching controla y disminuye las alteraciones posturales por descompensación entre los grupos musculares.
4-Musculación
“Aunque parezca contradictorio, el ejercicio con pesas (fuerza), realizado en forma correcta y moderada, con técnica estrictamente correcta, movimientos y técnicas precisas, contribuye a mejorar la higiene postural”, explica Cavalle. Estos deben realizarse con alineación y postura adecuada y distribuyendo el peso de manera equilibrada. Mejora la postura corporal por el fortalecimiento de los músculos lumbares con disminución de lumbalgias, una causa muy frecuente de consultas médicas.
5-Natación
Este tipo de entrenamiento fortalece los músculos de la espalda y el abdomen lo que favorece la sujeción de la columna vertebral y contribuye a mantenerla recta. “Esta actividad permite realizar todo tipo de movimiento dentro del agua lo cual hace que la resistencia sea suave y sin impacto. Aumenta la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza, la resistencia, la elasticidad”, dice la especialista en medicina general.
6-Ballet
Fortalece la zona abdominal y lumbar con ejercicios que ayudan a mantener el cuerpo alineado. Cuando lo practican adultos la columna se estira y se fortalece y se nota una mejoría en la flexibilidad de los ligamentos y las articulaciones, además de aumentar la capacidad cardiorrespiratoria y mejorar el equilibrio.
7-Potenciá tu cuerpo y tu mente
Todas aquellas actividades que promuevan una mejor postura traerán beneficios no solo físicos sino también a nivel psicológico. Para Castagnaro, a nivel corporal, los principales son evitar la fatiga muscular, contracturas reflejas y de adaptación, cefaleas, dolor lumbar y mejorar notablemente la mecánica respiratoria. Además, promueve el sentirnos menos cansados y descansar mejor. ¿Y a nivel psicológico? “Vivir con dolor, descansar mal, no poder realizar correctamente las actividades cotidianas, la disminución del rendimiento y la desmotivación, generan un malestar creciente, que se traduce en irritabilidad, asociado a otros factores de riesgo puede desencadenar cuadros de depresión”, sentencia el especialista en Kinesiología. De manera que, se recomiendan incluir en nuestro entrenamiento alguna práctica que promueva una mejora postural.