Nuevos reyes. Los príncipes Federico y Mary ocuparán el trono de Dinamarca tras la inesperada abdicación de Margarita II

La gran gala del 1° de enero constituye una tradición de larga data en Dinamarca (se remonta al 1600). En el marco de los festejos por cada año que empieza, el Palacio Real de Amalienborg, en Copenhague, se viste de fiesta para recibir a los miembros del gobierno y de la corte, y demás representantes del país nórdico. Aunque suele haber otra recepción institucional que se lleva a cabo días más tarde (convoca al Cuerpo de Oficiales, las Fuerzas Armadas, el Cuerpo Diplomático, entre otras organizaciones nacionales), este primer banquete institucional del año genera una gran expectativa, ya que miembros de la Casa Real sacan a relucir sus mejores joyas y looks. Para toda una generación de daneses, la gala que inauguró este 2024 fue, sin embargo, muy distinta a todas las anteriores: se trató del primer evento de este tipo que se realiza luego del anuncio inesperado de abdicación de la reina Margarita II, que estuvo en el trono de ese país por cincuenta y dos años.

Con la simbólica tiara Orange Nassau (la primera pieza que usó tras asumir como reina), un vestido rojo y una gran sonrisa, la soberana, de 83 años, fue la primera en llegar al Palacio Real, cerca de las ocho de la noche, bajo una lluvia implacable y una gran cantidad de periodistas agolpados en la puerta principal que buscaban respuestas para la noticia que se había conocido tan sólo veinticuatro horas antes y que aún tenía a todos en shock.

Inmediatamente después, luciendo su uniforme oficial del ejército, llegó Federico X (55), el hijo mayor de Margarita. Junto con él estaba su mujer, la princesa Mary (51), impactante con un vestido borgoña que ya había usado en otras ocasiones, realizado por la danesa Birgit Hallstein, que acompañó con la tiara de rubíes, una pieza histórica del alhajero danés (data de 1804). Unidos y saludando sonrientes, la imagen de Federico y de Mary en la entrada del palacio condensa la foto del futuro: en menos de dos semanas, el próximo 14 de enero, serán ellos –que, además, cumplirán dos décadas de casados en mayo– los próximos reyes.

UNA DECISIÓN INESPERADA

¿Cuándo tomó Margarita II la decisión de abdicar? ¿Por qué lo hizo? ¿Quiénes lo sabían? Por las caras de asombro y las respuestas de todos, casi nadie lo sabía. Cuando interceptaron al príncipe Joaquín a la salida de una fiesta en el centro de la ciudad, el hijo menor de la Reina guardó silencio y evitó hacer declaraciones. Quien sí habló fue Søren Pape Poulsen, el presidente del Partido Conservador: “Lo admito, estoy en shock y muy conmovido. Los daneses amamos a nuestra Reina y a nuestra Casa Real”, dijo para resumir el desconcierto que replican los ciudadanos y la prensa danesa, quienes, todavía hoy, se preguntan por qué su querida Reina decidió de manera sorpresiva dimitir en favor de su primogénito, una situación históricamente inusual: la soberana había sostenido que llevaría la corona hasta el día de su muerte.

“En algunos países, es costumbre que el jefe de Estado abdique dando espacio a la siguiente generación. Es el caso, entre otros países, de los Países Bajos [...]. También en Bélgica, Luxemburgo y España hay ejemplos recientes de abdicación del jefe del Estado. En países como Dinamarca, Noruega y Suecia, no hay tradición de abdicación”, explica un texto que subió la Casa Real danesa a su web. Aunque la Ley de Sucesión al Trono del Reino de Dinamarca contempla la abdicación en su artículo 6 ya sea por renuncia o por muerte del soberano, la última vez que un monarca renunció por decisión propia fue en 1146, cuando el rey Erik III Lam decidió sacarse la corona para ingresar en un monasterio. Y, ahora, lo hace Margarita II.

El 31 de diciembre, en el tradicional discurso que grabó en el Palacio Real de Amalienborg y que después emitió la televisión danesa, atribuyó su decisión a razones de salud. Sonriente como siempre, dijo: “El tiempo desgasta, y los ‘infortunios’ se acumulan. Ya no superamos las mismas cosas que solíamos hacer. En febrero de este año, me sometí a una extensa operación de espalda [se llevó a cabo en el Rigshospitalet de Copenhague]. Todo salió bien (…). La operación, naturalmente, también dio lugar a reflexiones sobre el futuro, sobre si era el momento de pasar la responsabilidad a la siguiente generación”.

EL NUEVO ESCENARIO

El 14 de enero –el mismo día en el que cincuenta y dos años atrás su madre se convirtió en reina–, Federico X asumirá el cargo después de una reunión con el Consejo de Estado en el Palacio de Christiansborg, en Copenhague, en el cual la primera ministra proclamará el cambio en el trono. Deberá en el futuro próximo probar si su gestión está a la altura de la de su madre, tan amada por todos, y alejar los fantasmas del incidente con la actriz mexicana Genoveva Casanova durante aquel viaje a Madrid.

Aunque todavía no se sabe con claridad la fecha exacta de la ceremonia de coronación, sí está claro que, a partir de ese mismo momento, toda la línea de sucesión de esta monarquía nórdica cambiará. El príncipe Christian, hijo de Federico y Mary, que en 2023 alcanzó la mayoría de edad y ya juró la Constitución danesa, se convertirá en el próximo heredero del trono y deberá tener un rol mucho más destacado del que tenía hasta ahora. Sus hermanos menores –Isabella (16) y los mellizos Josephine y Vicent (12)– se ubicarán tras de él en la línea de sucesión. Ese mismo día, cuando la reina Margarita deje de ser reina para ser llamada “su Alteza Real”, el país tendrá otro rey y una reina que se llamará Mary de Dinamarca.

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