Una piedra llamada amigo
Tuvimos un momento de involución afectiva: fue cuando pasamos de la adopción de un perro o un gato a la llegada del tamagotchi, esa mascota electrónica de los 90 que moraba en una cajita de plástico. Pero en Corea del Sur, con su nueva moda de adoptar una piedra como mascota, seguimos yendo hacia el progreso mientras retrocedemos un paso.
Se la llama Pet Rock y es un canto rodado que vive en una casita de cartón. Podemos agregarle ojos, sombrero y bufanda. “De vez en cuando me quejo a mi roca de lo pesado que ha sido el día en el trabajo”, confiesa Ko, un trabajador coreano. “Por supuesto que es un objeto inanimado que no puede entenderte, pero es como hablar con tu perro, y puede resultar relajante en cierto modo”.
Debemos reconocer al Pet Rock que no se enferma y no exige alimento. Que siempre va estar esperándonos allí donde lo dejamos. Nos amará con un amor desapasionado, pero firme e invariable. Con discreta alegría, sin cambios, padecimientos, crisis ni variaciones. O sea: con un amor sin amor.ß
Algo más...
En 1975, un norteamericano llamado Gary Dahl tuvo la idea de vender piedras como mascotas. Fue la moda pasajera de una Navidad, pero hizo su dinero. El manual de mantenimiento de la roca explicaba que eran muy buenas para cumplir la orden de “¡quieta!”, pero que el “levantate” y “vení” eran casi imposibles.ß