Rambla
No hay panorámica postal marplatense más característica que el conjunto edilicio que conforman el Casino Central y el Gran Hotel Provincial, enmarcados por los icónicos lobos marinos de José Fioravanti.
Esa postal tan entrañable tampoco se ha salvado de esa maldición argentina que contrasta una creatividad insuperable en el hacer con un desdén autodestructivo que deja caer patrimonios tan valiosos sin intervenir a tiempo para preservarlos.
Alejandro Bustillo construyó esa joya arquitectónica inaugurada en 1950. Tras casi medio siglo de esplendor, el Provincial estuvo cerrado durante diez años, lapso en el que se deterioró muchísimo y fue objeto de vandalización y de robo de valiosas piezas de su mobiliario. En 2008, gracias a los buenos auspicios del empresario Florencio Aldrey Iglesias y de la cadena NH Hoteles, el Provincial recuperó sus antiguos brillos y desde entonces funciona normalmente.
Falta ahora un esfuerzo de la gobernación bonaerense por remozar la antigua rambla, que circunda la planta baja del GHP, para que luzca menos desolada y con propuestas de mayor nivel. Hubo un reciente llamado a licitación con ese fin, pero fracasó. La rambla sigue esperando su momento de redención.