Leer el cielo
No todos leemos de igual forma pero, a veces, los mensajes son más claros para unos que para otros. Claro que las lecturas no se restringen únicamente a los textos: el paisaje y sus múltiples matices tienen su propio lenguaje, su propio sistema de codificación. Afortunados aquellos que entienden lo que les dice el cielo con apenas un parpadeo, sin necesidad de diccionarios o intérpretes. Los pescadores que se adentran con sus botes en los remansos de Kochi, en el estado indio de Kerala, avanzan calmos bajo los tonos grises de esas nubes que, saben, no pueden ser otra cosa que anuncio de lluvias monzónicas. Estos hombres entienden, también, que hay tiempo para seguir la travesía sin apuro. Correr a refugiarse como si ya fuera a desatarse la feroz tormenta sería adelantarse a la trama, leer desde afuera, forzar una interpretación apurada y ajena a los ritmos de la naturaleza.