“Factor Fátima”, el protector veraniego de Milei
Cada noche, en Mar del Plata, cuando sube al escenario del teatro Roxy la vistosa vedette y notable imitadora Fátima Florez, se produce a viva voz un estimable apoyo popular a la gestión de Javier Milei.
A veces esa adhesión es entusiasta y sin fisuras; otras, con menor contundencia, pero sin episodios desagradables, como la vandalización el mes pasado de su marquesina con la inquietante leyenda “muerte al peluca”, lo cual obligó a reforzar la muy discreta seguridad que rodea a la artista.
El comienzo de la relación Milei-Florez es misterioso. Se intuye que medió un poderoso “celestino” a la manera de Roberto Galán. Pero enseguida empatizaron genuinamente. Ambos pueden confundir con su aspecto naif, pero son hábiles en el manejo de la comunicación personal. Se complementan y saben defenderse muy bien.
El vínculo es moderno y libre. Ni siquiera ella se asume como “primera dama” plena ni le quita el sueño serlo. De todos modos, cada encuentro o visita entre el Presidente y Fátima produce chisporroteos mediáticos y empatía popular, lo que lleva abundante agua hacia el molino oficial. La militancia de Florez por la causa libertaria se ubica en las antípodas del pesado, enfático y muchas veces contraproducente proselitismo que suelen hacer los artistas que simpatizan con el kirchnerismo. Lo suyo es más gestual y light. No hay ardor evitista ni compromiso extremo por el momento.
Pero toma riesgos muy grandes y sin red la amigovia del primer mandatario, especialmente en dos tramos de su espectáculo: al imitar y repetir la ya célebre consigna libertaria “¡Viva la libertad, carajo!”, que la platea replica con un fervoroso “¡viva!”. Y cuando encarna a Cristina Kirchner y pregunta: “¿Quieren que vuelva?” y el “¡¡¡no!!!” de la sala suele atronar. Son verdaderos saltos mortales porque Florez podría encontrarse con plateas más frías o, peor aún, beligerantes en contra del líder de La Libertad Avanza que, en vez de adhesión, profirieran silbidos o insultos.
No sucede. Ventajas de la luna de miel que el contundente resultado de la segunda vuelta, con casi el 56% de los votos a su favor, todavía se extiende como cheque en blanco a la nueva administración. A pesar del brutal sinceramiento de precios, sin decisiones gubernamentales que lo mitiguen, aún no aparecen síntomas indiscutibles de desencanto por parte de la población, más allá de las minorías revulsivas e intensas fogoneadas por el sindicalismo, los movimientos sociales, el kirchnerismo y la izquierda en actos puntuales, como durante el paro general dispuesto por la CGT el 24 de enero último o en las refriegas de estos últimos días, frente al Congreso, en protesta por el interminable tratamiento legislativo de la ley ómnibus.
Habrá que ver si con el paso de los meses, y de no llegar a tiempo los imprescindibles alivios en la situación económica, Fátima podrá salir tan airosa de esos momentos cruciales de su espectáculo. Por ahora es optimista: se baraja, inclusive, la posibilidad de que se presente en un gran estadio porteño.
Estudiosa y conocedora de los personajes políticos que forman parte de su galería de imitaciones, ella sabrá a su debido momento establecer los matices y cambios necesarios para seguir impactando positivamente en su vasto público sin exponerse al deterioro su imagen.
Teniendo en cuenta que Fátima 100% marchó a la cabeza de los espectáculos más vistos en la Ciudad Feliz durante casi todo enero (flaqueaba ese liderazgo indiscutido en estos primeros días de febrero) los dos momentos estelares de cada noche encarnando a Milei y a Cristina funcionan como perfectos termómetros del humor social, ya que el público de Florez es bien popular.
Su respaldo económico es sólido y variopinto: desde ya, la venta de entradas por ticketeras virtuales y boletería a particulares, pero también por la enigmática compra masiva de lotes de localidades por parte de gremios y la presencia de reconocidas marcas privadas en cantidad sobre el escenario. Los mal pensados mascullan tráfico de influencias.
Aunque Florez y Milei mantienen una relación amorosa de escasa dependencia mutua –ambos trabajan diariamente y sin parar, pero a 404 kilómetros de distancia–, la cercanía “táctica” entre ellos funciona de hecho como un acelerador natural en la sumatoria de auspicios, inclusive de algunos inesperados como el del Banco Provincia, que depende de la opositora gestión bonaerense de Axel Kicillof. Ver para creer.
También hay eventos que estimulan la taquilla hasta agotar las localidades en circunstancias puntuales, como la anunciada segunda visita del presidente Milei anoche, en coincidencia con el cumpleaños N° 43 de la artista. Florez se desdoblaba hace unas horas al estar sobre el escenario y, al mismo tiempo, en el programa de Mirtha Legrand (grabado con anterioridad), cuya legendaria conductora vio nuevamente el espectáculo de la imitadora, lo que contribuye a una mayor repercusión e interés por esta obra que disputa cabeza a cabeza el primer lugar de lo más visto, con el afiatado show de Martín Bossi, en el que también hay menciones sarcásticas al paso hacia Milei y Florez.
No todas son ventajas: cuando el productor de Fátima 100% quiso aumentar el precio de las entradas debió dar marcha atrás de inmediato. No parecía una buena señal que la pareja del Presidente contribuyera a agrandar la bola de nieve de la imparable inflación.