40 metros de soledad
Aunque muchos no lo crean, alguna vez jugué al fútbol y seguía a mi equipo. El barrio, el colegio y no mucho más, pero tenía alguna idea, como un regular puntero derecho. Así descubrí que patear un penal, lejos de ninguna garantía de éxito, podía ser una maldición por el terror a fallar. Siempre creemos que el ejecutante lleva la ventaja, pero el arquero (y la propia inseguridad, claro) hacen su efecto.
Pocas cosas me impresionaron más de este Mundial que la imagen cenital que permite apreciar desde el cielo casi toda la superficie de la cancha y a los jugadores como personajes de un videojuego. Así se pudo ver en toda su dimensión, por ejemplo, la fuerte provocación de los holandeses a los shoteadores argentinos, por suerte con escaso resultado.
Pero nada como el último de los últimos. En un video subido a Twitter por @BetaKong05 con la música de Italia 90, se ve el instante en que Gonzalo Montiel encara para cumplir su cometido. Desde el centro del campo hasta el punto mágico en el área hay no menos de 40 metros. Siguiendo el camino de nuestro héroe, aún hoy, sabiendo el resultado, se pueden sentir la soledad y la presión más intensas.
Primero, Gonzalo le hizo honor a su fama de infalible. Segundo, Francia.