María Susini. Descubrí su costado menos conocido

Desde hace trece años, Facundo Arana (47) y María Susini (43) comparten su amor, la pasión por el deporte y el disfrute de la vida al aire libre. Pero, además, María –que junto al actor tienen a sus hijos India (11) y los mellizos, Yaco y Moro (10)– encontró en el arte su forma más personal de expresión. Instalados en Mar del Plata, la exmodelo aprovechó para hacer surf y lo hizo con su tabla, pintada por ella misma tras un proceso creativo de tres semanas.

–¿Cómo nació tu conexión con el arte?

–La conexión con la pintura estuvo en mí desde siempre: estudié Bellas Artes en la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón. Creo que el arte está en todos lados y es parte de todas las personas. De alguna manera, me gusta pensar que nos acerca a cada una de nuestras emociones como muy pocas cosas lo pueden lograr. En casa tengo un taller, que es más bien parecido a un refugio de montaña, simple y sencillo como su diseñador… que te podrás imaginar quién fue… [Se ríe] Estar ahí me despierta ganas de todo, es un lugar muy lindo.

–¿Cómo es el proceso de tus obras?

–El mar es mi mejor inspiración. Y también las cosas positivas. Una vez que empiezo a materializar la idea que tengo en la cabeza, pinto sobre lo que sea: platos, tazas… También me gusta trabajar todo tipo de material. Por ejemplo, en casa tenemos una casita del árbol, que en realidad es una choza playera, y en la entrada instalé unas esculturas de tikis hawaianos que hice con telgopor y moldeé con una pistola de calor. Cuando estamos de viaje, busco caracoles, piedras, troncos y pinto, armo cosas o hago esculturas. Más allá de que haya estudiado en la facultad y adquirido técnicas concretas, para mí el arte es mucho más que una técnica, es mi búsqueda de expresión, mi forma de ir armando mi propio lenguaje.

–Y ahora pintaste tu tabla de surf…

–La idea surgió cuando Facu le pidió una mano a Kong Galindo, un genio en esto de hacer tablas de surf y uno de los mejores shapers (moldeadores) que pueden existir. Con la humildad de todo grande, me dejó participar y pintar. Para eso, me junté con Kane, el artista que trabaja con él, y le dimos para adelante. Como el arte también es compartir, yo invité a todos los que quisieran sumar su granito de arena. Raúl, el tío de Facu, que es un gran artista plástico, me ayudó durante un fin de semana. Fue un proceso creativo muy lindo, espectacular.

–Desde hace tres años veranean en Mar del Plata. ¿Cómo es su rutina?

–Vamos a la playa todos los días a las 8.30, porque a mis hijos también les encanta el surf y la pasan genial en el surf camp que hay en Honu Beach. Ahí los chicos aprenden a dominar las olas, además de perfeccionar la natación y la técnica de cómo salir en un mar complicado. Mientras tanto con Facu aprovechamos para ir al gimnasio, nos metemos al agua y después almorzamos todos juntos. A la tarde, más allá de que los chicos juegan con sus amigos, en algún momento nos volvemos a cruzar para ir todos a surfear. Esto habla obviamente del estilo de vida que llevamos y de lo que nos gusta. En invierno, por ejemplo, hacemos snowboard. Nos atrae la vida en contacto con la naturaleza, estar al aire libre.

–Hace trece años que estás con Facundo. ¿Cómo describirías la vida con él?

–Con Facu siempre es una verdadera aventura. A mí me maravilla la pasión que tiene por disfrutar de las cosas simples de la vida. Cuando sos chico, es fácil creer en esa magia, en ese disfrute, pero saber encontrar esa chispa en lo cotidiano cuando sos adulto, no es tan fácil. Facu tiene esa capacidad y eso es lo que más me enamora de él. También buscamos nuestros momentos para estar solos. El año pasado nos fuimos a Australia y mientras estamos acá, nos escapamos a los acantilados de Mar del Plata y nos quedamos en una casita rodante que tenemos. Siempre tratamos de generar esos momentos como pareja para seguir creciendo.

Mi vida con Facu siempre es una verdadera aventura. Amo esa pasión que tiene para disfrutar de las cosas simples de la vida todos los días