Los responsables del papelón del Oscar se mueven con custodia

Brian Cullinan y Martha Ruiz, los auditores de Price WaterhouseCoopers (PwC) que cargan con la responsabilidad del mayor papelón en la historia del Oscar, cuentan desde ayer con custodia personal en sus respectivas viviendas y se mueven con guardaespaldas. Según la firma, la decisión se tomó luego de comprobar que en varias horas del día grupos de personas se concentraron en los alrededores de las viviendas de los auditores. También llegaron "miles de mensajes" con distinto grado de agresividad, aunque sin amenazas de muerte, a los correos electrónicos de Cullinan, Ruiz y las oficinas de la empresa.

Esta nueva e insólita derivación del escándalo del sobre equivocado con el premio a la mejor película se produjo luego de que se difundieran desde las redes sociales datos personales e imágenes de las casas de los dos ejecutivos a quienes la Academia de Hollywood había encomendado la custodia de los votos y la entrega de los sobres con los nombres de los ganadores a cada presentador el último domingo.

Estos hechos ocurrieron un día después de que la Academia, a través de su presidenta, Cheryl Boone Isaacs, anunciara que Cullinan y Ruiz "no volverán nunca más" a participar en una entrega del Oscar. Tanto la entidad hollywoodense como PwC reconocieron formal e informalmente el "error humano" y la responsabilidad sobre todo de Cullinan, a quien se vio enviando mensajes vía Twitter casi en el mismo momento en que Warren Beatty y Faye Dunaway se aprestaban a anunciar, con los desastrosos resultados conocidos, el Oscar a la mejor película.

El castigo también cayó sobre su compañera Ruiz, que no falló en la entrega de los sobres, pero a juicio de la Academia no supo reaccionar con la premura esperada y cayó en la confusión general. Lo que la Academia no perdona son los dos minutos y medio durante los cuales el mundo vio que La La Land ganaba el premio mayor y lo agradecía ampliamente con tres discursos sucesivos, hasta que uno de sus productores corrigió la situación y con el sobre correcto en la mano proclamó a Luz de luna como la auténtica ganadora. "Cullinan y Ruiz tenían que saber de memoria los nombres de todos los ganadores y reaccionar mucho más rápido", se dijo ayer.

Los dos seguirán trabajando en PwC, según se confirmó ayer en Estados Unidos. También es seguro que esa firma seguirá ligada a la Academia y no perderá el trabajo que desempeñó en 83 de los 89 años de historia del Oscar. Los vínculos entre ambas son muy estrechos, sobre todo a partir del conocimiento que PwC tiene del complejo sistema de votación del Oscar, es casi imposible entregar ese trabajo a otra firma. A lo sumo se cree que PwC podría pagarle a la Academia una cuantiosa suma de dinero a modo de compensación por la negligencia. En el caso de que se opte por esa alternativa, la Academia utilizará ese dinero para alguna acción benéfica o una donación a una entidad de bien público.

La recomposición de la imagen de la Academia y de los actores involucrados del mayor escándalo reciente ocurrido en el mundo Hollywood tardará un buen tiempo, en línea con la investigación reservada y paciente que inició la entidad. Sin embargo, algunos de los casi 7000 miembros de la Academia plantearon en las últimas horas la necesidad de modificar algunos procedimientos para no repetir en el futuro situaciones de este tipo.

El director Oren Moverman (El mensajero) recomendó que cada presentador sepa el nombre del ganador antes de anunciarlo: "En el momento en que recibe el sobre, el stage manager podría darle esa información bajo el estricto control de los auditores, para evitar errores como el que ocurrió hace unos años en la entrega de premios de los directores".

El guionista Larry McMurtry, ganador del Oscar por Secreto en la montaña, sugirió en tanto una modificación de fondo en el diseño de los sobres, que para muchos cuentan con información poco clara. Y hasta hubo quien propuso incluir en los sobres un chip con alarma automática que se activa de inmediato ante un error.