Rusia y el deporte: ¿de organizar el Mundial de fútbol y Juegos Olímpicos de Invierno a ser un paria internacional?

PARÍS (AFP).– La invasión de Rusia a Ucrania puede llevar a su destierro del deporte mundial y marcar una ruptura en la postura apolítica de las instituciones deportivas mundiales, señaló el geopolitólogo Lukas Aubin en una entrevista con la agencia AFP. Algunas decisiones ya fueron tomadas, como revocar la sede de la final de la Champions League y cancelar el Gran Premio de Rusia de Fórmula 1.

–¿Cómo pueden reaccionar las instituciones deportivas mundiales ante este conflicto?

–Estamos en una situación extraordinaria en el sentido de que no experimentamos un conflicto así desde la Segunda Guerra Mundial. Se empieza a tomar decisiones, y serán un hito. Ciertos partidos de las eliminatorias para el Mundial de fútbol no serán jugados en Rusia porque los equipos lo rechazan. Vemos que todas las instituciones deportivas internacionales están tratando de marcar terreno e inclinar la balanza, ya que ahí estamos en un equilibrio de poder a escala planetaria. Las instituciones que generalmente tienden a ser reacias a involucrarse desde un punto de vista político y que se declaran apolíticas –eso está escrito en la carta olímpica– están en proceso de cambio.

–Este apoliticismo instaurado como ley intangible en los organismos deportivos, ¿puede sostenerse ante un conflicto de esta naturaleza?

–Hasta ahora hemos visto instituciones deportivas tomar decisiones contra ciertos países. Pero en general estas instituciones eran fuertes contra países débiles y débiles contra países fuertes. Ahora tenemos la sensación de que el momento es demasiado grave como para que las instituciones deportivas digan “bueno, realmente no podemos hacerlo porque es Rusia, porque Gazprom financia la Liga de Campeones, etcétera”. Tengo la sensación de que estamos en un punto de ruptura y de que las medidas que seguirán serán inéditas.

–¿Cuán grande es la influencia rusa en los deportes?

–Hay instituciones deportivas y federaciones dirigidas por rusos que están cerca del poder. Pienso en particular en la Federación Internacional de Ajedrez y la Federación Europea de Judo, por ejemplos. Luego está el caso de los que son llamados en Rusia “oligarcas de bolsillo”, esa gente a la que Vladimir Putin movilizó a principios del año 2000 para que invirtiera en el deporte ruso y el deporte mundial. Pensamos en Chelsea con [Roman] Abramovich, por ejemplo, aunque él niega habitualmente sus vínculos con Putin. Hubo muchas reuniones entre Putin y los oligarcas para que invirtieran en el deporte. También existía esta idea de expandir la influencia de Rusia en el extranjero por medio del deporte. Era una meta política el poder blando. El objetivo principal era mejorar la imagen de Rusia. Hoy es más una herramienta de influencia; no es exactamente lo mismo.

–¿Podemos imaginar que esta red de influencia rusa cambiará después del conflicto?

–Sí, pero creo que no estamos realmente en el poder blando desde hace algún tiempo. Tenemos la sensación, dado que los casos de dopaje se han sucedido, de que este poder blando es más bien interno, utilizado por el presidente ruso sobre su población; de que es menos eficaz en el extranjero que antes.

–¿Puede el deporte europeo sufrir un retiro masiva del patrocinio ruso?

–Desde un punto de vista financiero, si UEFA decide separarse de Gazprom, habrá un impacto. Pero son grandes instituciones. Podemos imaginar que otro patrocinador lo reemplazará. No le será difícil encontrar un gran auspiciante, sabiendo que la Champions League es una de las competiciones más vistas del planeta. Pero que UEFA llegara a separarse de Gazprom sería un gran golpe, sentaría un precedente en la historia del deporte moderno y en el impacto que las instituciones deportivas internacionales pueden tener en los estados y en las relaciones internacionales.

–¿Podemos imaginar que Rusia será excluida en los próximos días o semanas de las competiciones deportivas internacionales?

–Sí, es posible en el sentido de que el COI es el amo en su propia casa. En 2016, por ejemplo, la Agencia Mundial Antidopaje pidió excluir a Rusia de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero el COI respondió que no. Si considera que la situación ya no es sostenible, el COI puede llegar hasta la exclusión.

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