Colombia y Uruguay, de arco a arco: en el partido de los 29 remates, un inesperado 2-2 que festejó Bielsa
Pudo golear Colombia. No pudo, no supo. En buena parte de la segunda mitad, el Uruguay que tiene el sello de Marcelo Bielsa lució perdido, desarmado, a todo o nada. Casi, un estigma de toda su carrera. Al mismo tiempo, iba una y otra vez con los ojos cerrados. Hasta que encontró un penal, en el final. Y el Loco festejó el 2-2, bajo el fuego de Barranquilla, en un encuentro sensacional, con 29 remates al arco.
Fue un partido de locos. Empezó mejor Uruguay, Colombia equilibró el trámite y sacó la cabeza con un James Rodríguez descomunal, autor del 1-0 y emocionado hasta las lágrimas, por su regreso, por las repetidas lesiones y hasta el pensamiento negativo del retiro. En el contexto, palo y palo. Uruguay lo pudo empatar, Colombia debió desnivelar.
En el prólogo de la segunda mitad, Mathías Olivera tocó la pelota por primera vez y de cabeza: un 1-1 sellado con el laboratorio, luego de un córner. Llamó la atención cómo lo gritó el Loco, con alma y vida, también entusiasmado con el pizarrón de arriba. En ese instante, dormido Colombia, la Celeste se lo llevó por delante, pero duró un suspiro. Casi inmediatamente, Mateus Uribe puso el 2-1 con un bombazo.
Se descontroló Uruguay, aún con un Valverde descomunal y Colombia no lo pudo aprovechar. Un tiro en el palo, otro en el travesaño. Uruguay, literalmente, no marcaba. Había espacios por todos lados. James, Lucho Díaz, Santos Borré: todos hacían algo para sellar el triunfo, pero por una razón u otra, no podían. La zona media era de tránsito. Los arqueros evitaron más goles con salvadas espectaculares. Y todo, dentro de un contexto abrasador: casi 40 grados de sensación térmica, con una humedad agobiante, en la siempre atractiva Barranquilla.
Figuras conocidas en nuestro medio, hubo de sobra. No solo los entrenadores, argentinos ellos, desde ya: Néstor Lorenzo, colaborador histórico de Néstor Pekerman y Marcelo Bielsa, en cada uno de los bancos. En el equipo titular de Colombia actuaron Frank Fabra, Wilmar Barrios, James Rodríguez y Rafael Santos Borré. Entre los 11 de Uruguay jugaron Santiago Mele, Nahitan Nández y Nicolás De La Cruz. Y figuras enormes del fútbol europeo, como los mencionados Lucho Díaz y Valverde, pero también Ronald Araújo y Darwin Núñez, entre tantos otros.
Hasta que en el final, un penal polémico (¿fue falta de Vargas, el arquero?), dejó a Colombia sin el dueño del arco, por último hombre. Darwin, con alma y vida, marcó el 2-2, increíble, inmerecido. Colombia pudo golear, Uruguay quedó a tiro de ganar. Un zurdazo de De la Cruz, cruzado, pasó cerca. Fue 2-2, en una tarde de fútbol que no se olvidará fácilmente.
Lo mejor del partido
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