Kiev cuida a Oleksandr Usyk, su héroe; la AMB respalda al ruso Bivol

Tal si fuesen negociaciones de mesas diplomáticas o trueques de prisioneros en una trinchera de la guerra, el destino de los poderosos boxeadores rusos y ucranianos vira minuto a minuto modificando sus misiones actuales: del fusil a los guantes y de la incertidumbre a las grandes noticias.

La alcaldía de Kiev con su lord mayor, Vitali Klitschko, y los popes del ejercito ucraniano decidieron “liberar” de las armas a uno de sus soldados símbolos: Oleksandr Usyk, de 35 años, campeón pesado (AMB-OMB-FIB) apoyándolo -por completo- para su desquite mundialista ante el británico Anthony Joshua, a quién destronó el 25 de septiembre último.

Este match estaba previsto para mayo próximo, pero el alistamiento de Usyk en las fuerzas armadas requerirá de una nueva fecha. El campeón ya estaría preparándose en “algún lugar de Europa”. Todo sobre él será casi secreto porque es uno de los focos más buscados por el Gobierno de Putin en este conflicto.

Invicto en 25 peleas, es uno de los acérrimos defensores públicos de la independencia de la península de Crimea anexada -geográfica y políticamente- por Rusia en 2014. Alguna vez y sobre el ring del estadio olímpico de Moscú, tras batir al local Murat Gassiev, ofrendó un banderazo nacionalista, con los colores azul y oro, que el Kremlin nunca le perdonó.

¿Cuál será la misión de Usyk? El aprovechamiento de los medios de prensa a través de un discurso conveniente e inteligente. Sobre todo, con los británicos para poder propagar las necesidades de su país ignoradas por todos aquellos con los que creían poder contar. Y esto será clave en los días previos al match que tendría como sede a Dubai o los Emiratos Arabes. Su bolsa promediaría los 20 millones de dólares a distribuir en distintos objetivos. Personales y patrióticos.

Al mismo tiempo de esta decisión sobre el presente de Usyk, la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) desestimó la petición de los hermanos Klitschko, sobre todo de Wladimir, también ex campeón mundial pesado y muy cercano al venezolano Gilberto Mendoza, presidente de esa entidad, para cancelar la millonaria defensa del Mundial semipesado en poder del ruso Dimitry Bivol ante el mexicano Saúl “Canelo” Álvarez, programada para el 7 de mayo próximo en Las Vegas. Al respecto, aún perdura cierta resistencia de un conjunto de casinos locales sobre la admisión a este combate.

La negativa de la AMB fue rotunda y legitimó esta confrontación. La AMB tampoco tomó sanciones drásticas en tiempos de apartheid en Sudáfrica. Y lo recordamos muy bien porque el marplatense Uby Sacco había acordado exponer el Mundial welter jr, en 1985, ante el sudafricano Brian Baronet, en Bophuthatswana, un país políticamente independizado de Sudáfrica en 1977 pero con una sumisión total hacia su gobierno. Intervino entonces desde el consulado argentino en Johannesburgo el embajador Hugo Porta, solicitándole a Tito Lectoure, manager de Sacco, no competir en esa región por cuestiones raciales y de dominio público. Y así ocurrió.

Vasily Lomachenko, ex bicampeón olímpico y ex tricampeón mundial, de 34 años, es otro de los partícipes de este litigio. Se mantiene indemne y en un anonimato absoluto en el campo de batalla. Nadie sabe dónde está. Cortó sus vacaciones en Europa, se concentró con las tropas ucranianas y canceló su pomposo cotejo por el título mundial liviano en poder del australiano George Kambosos, previsto para junio. Liberó su puesto en el ranking y aguarda la resolución de este conflicto bélico para volver al cuadrilátero.

No es fácil hallar conclusiones en esta crónica que, lamentablemente, se asemeja bastante a un triste parte de guerra analítico del desempeño de sus soldados más famosos.