Es un montón
Como en una película distópica, luego de la pandemia nos cayó encima una seguidilla de La Niña y luego el año con las mayores temperaturas desde que se tenga registro. Estos días, la Unión Europea (UE), por medio de su programa Copérnico, dio a conocer que el mes pasado fue el febrero más cálido de la historia, y es el noveno mes consecutivo que rompe el récord. Su registro llega hasta 1940. Pero la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos, mejor conocida por sus siglas NOAA, anunció que 2023 fue el año más cálido registrado, y por mucho. Su registro se remonta casi un siglo más atrás que el de la UE, hasta 1850. Otro dato: los diez años con mayores temperaturas desde 1850 ocurrieron en la última década. “De hecho –publicó el NOAA en enero– la temperatura global promedio sobrepasó al promedio pre industrial en 1,45° Celsius.”
La noticia tiene un impacto doble y contrapuesto. Por un lado, el que los últimos diez años sean los más cálidos que hayamos registrado es alarmante. Pero 1,45° C suena a poco. Hasta que nos damos cuenta de que solo diez grados convierten un día cálido en uno agobiante. Y que con diez grados más nos ponemos al borde del colapso térmico. Así que no. No es poco. Es un montón.
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